Llevaba tiempo oyendo hablar de esta novela hasta que finalmente cayó en mis manos. Eso sí, me ha durado un suspirín. (Exactamente la he liquidado en dos días y porque me he controlado resistiéndome a leerla de un tirón).

Es pura novela negra, con todos sus ingredientes: una inspectora atormentada adicta al trabajo y un poco alcohólica, un asesinato truculento, un equipo policial especial, un pelín de tensión sexual, y un final que presenta la siguiente novela. No cuento nada más del argumento para no destriparla por si la vais a leer.
Carmen Mola es un pseudónimo, y se desconoce la identidad de la autora o autor (tipo Elena Ferrante). A mi esto la verdad es que me intriga a la par que me molesta, porque no sé hasta qué punto es una jugada de marketing para darle más publicidad a las novelas o es que el autor/a quiere preservar su intimidad por alguna razón que se me escapa (tal vez le pueda dar apuro que la gente le relacione con las barbaridades truculentas que escribe).
Para los apasionados de la novela negra, a mí me recuerda muchísimo a Pierre Lamaitre, cosa que es un elogio ya que para mí es un maestro de este género. Pero Carmen Mola no tiene nada que envidiarle.
Año de publicación: 2018
Editorial: Alfaguara
Páginas: 349
Valoración: Muy recomendable