La vida juega conmigo / David Grossman


Cuando empecé la lectura pensé que no lo acabaría ya que este autor puede ser muy intenso con el tema judío.

Sin embargo, aunque cuesta situarse un poco en la narración, enseguida te atrapa.

La historia de dos protagonistas, madre e hija, represaliadas de la antigua Yugoslavia y la dictadura de Tito y el impacto que todo eso tiene en sus vidas.

Narrada por la nieta de la protagonista, consigue poner la distancia suficiente para hacerlo entendible y contar no sólo la brutalidad y represión que sufrieron, sino la estructura o desestructura afectiva familiar en la que se tienen que desenvolver como resultado de lo vivido.

Nada melodramático, no se recrea en el horror pero construye unos personajes creíbles y atormentados por el pasado vivido.

Muy, muy recomendable.

Año de publicación: 2020
Editorial: Lumen
Páginas: 331
Valoración: muy recomendable

Resumen de la editorial

«Tuvya Bruk fue mi abuelo. Vera es mi abuela. Rafael, Rafi, Erre, es, como se sabe, mi padre, y Nina… Nina no está aquí. No está, Nina. Pero esa fue siempre su exclusivísima aportación a la familia», anota Guili, la narradora de La vida juega conmigo, en su cuaderno.

Pero con motivo de la fiesta del noventa cumpleaños de Vera, Nina regresa: ha tomado tres aviones que la han llevado desde el Ártico hasta el kibutz para encontrarse con su madre, su hija Guili y la veneración intacta de Rafi, el hombre a quien, muy a su pesar, todavía le tiemblan las piernas en su presencia.

En esta ocasión, Nina no va a huir: quiere que su madre le cuente al fin qué sucedió en Yugoslavia durante la «primera parte» de su vida. Entonces Vera era una joven judía croata perdidamente enamorada del hijo de unos campesinos serbios sin tierras, Milosh, encarcelado bajo la acusación de ser un espía estalinista. ¿Por qué Vera fue deportada al campo de reeducación en la isla de Goli Otok y ella tuvo que quedarse sola cuando tenía seis años?

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