
Curioso ejercicio literario – pictórico en la que cada capítulo se titula como un cuadro de Hopper que representa lo que ocurre. Hasta ahí lo más original.
Pablo, con 35 años, sin oficio ni beneficio, prueba suerte en Madrid durante un verano, trabajando en empleos temporales, mal pagados y con turnos nocturnos o de madrugada.
En cada capítulo, Pablo nos cuenta sus aventuras y desventuras, en un estilo de narración que más parece un diario que una novela. Esto hace que el día a día de este pobre hombre, se termine haciendo aburrida, triste y desesperanzada.
Quizás es el más puro reflejo de la vida de una gran mayoría de personas que se encuentran en ese momento vital en el que parece que no hay futuro posible ni ganas de cambiar el presente.
Año de publicación: 2021
Editorial: Plaza & Janés
Páginas: 378
Valoración: Ni fu ni fa
Resumen de la editorial
«Toda nuestra existencia de personajillos de ciudad se podría condensar en cualquiera de los cuadros de Hopper. El miedo, la esperanza, el vacío y esa continua necesidad de que pase algo que lo cambie todo. Son como ventanas en la noche en las que asomarme a otras vidas que al final también son las nuestras.»
Pablo llega a Madrid para empezar de cero y cumplir su sueño de ser actor. Siguiendo esa continua necesidad de que pase cualquier cosa que lo cambie todo, se convierte en un «desgastaaceras» de tanto patear la ciudad y relacionarse con la extraña fauna que la puebla. Dos personajes serán decisivos para su futuro: Elia, una segurata del museo Thyssen, fascinada por el pintor americano Edward Hopper, y… el fantasma de Pío Baroja.
Con su primera novela, Carlos Langa se presenta como un autor cargado de talento e inteligencia. Melancólica, cómica y emotiva a partes iguales, ha escrito una original obra para todo aquel que disfruta con la buena literatura y las historias de amor diferentes. Como después de mirar un cuadro de Hopper, el lector no volverá a ver la ciudad y a sus habitantes de la misma forma tras leer esta obra.
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