
Cuarta entrega de la agencia de detectives Hernández, cuyas novelas predecesoras son: Un asunto demasiado familiar , Los buenos hijos y Nuestros muertos.
La agencia de detectives Hernández vive sus horas más tristes a raíz del último caso y los sucesos derivados de su resolución.
Cada uno ha seguido su propio camino pero un nuevo caso vuelve a hacer que la familia trabaje unida como en los viejos tiempos.
Quizá la entrega más flojita hasta el momento, pero como ya se les tiene cariño pues te quedas con ellos.
Año de publicación: 2025
Editorial: Tusquets
Páginas: 328
Valoración: recomendable
Resumen de la editorial
En todas las historias familiares hay un hecho que determina el destino de sus miembros. En el caso de Lola, la matriarca de esta saga de detectives, es la muerte de su hijo Marc, hace casi cinco años. Para Lola, lo que vino después fue un tiempo romo y agrisado. Pero hace unos meses que los Hernández se han reunido de nuevo, vuelven a investigar juntos como en los viejos tiempos. También Ayala, el fiel colaborador, ha regresado. Todos curtidos y, por qué no decirlo, más baqueteados a las órdenes del peculiar Mateo. Por otro lado, un estafador del amor campa a sus anchas por el barrio, se hace pasar por un antiguo compañero de colegio de sus víctimas y parece que su avaricia no tiene límites. Los Hernández se enfrentan a un escurridizo adversario. Un nuevo caso para esta familia en el que la soledad de las personas mayores, las redes sociales y la ciberdelincuencia pondrán a prueba el frágil equilibrio de los miembros de esta singular agencia.
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